El vigilante de un cementerio se paseaba de madrugada con una linterna por entre las tumbas. De pronto, observó a una pareja en plena faena, practicando sexo en todas las posiciones imaginables. Como los vio tan ocupados, los dejó que se divirtiesen un rato. Cuando acabaron, apuntó con su linterna a la cara del chico y le dijo:
-Ustedes ahí, divirtiéndose, y a los demás que nos parta un rayo, ¿no?
El joven respondió:
-¡Mira, no me jodas! Ahí tienes una pala ¡desentiérrate a otra!
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