
-Si yo pudiera, enviaría un camión lleno de alimentos para toda esa pobre gente.
-Pues si yo pudiera -dijo otra-, enviaría un camión llenos de medicinas para los pobres enfermos.
Fue entonces cuando intervino la monja grosera:
-Si yo pudera, enviaría un camión lleno de putas para esos pobres cabrones.
El resto de monjas, escandalizadas, cumplieron lo prometido y se dirigieron corriendo hacia la puerta. La monja grosera dijo entonces:
-¡No corráis tanto! ¡Si ni siquiera he contratado aún el camión!
chiste gracioso monja grosera convento risa carcajadas jajaja alegria diversión cotorreo relajo desmadre rebane
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